Cuenta la leyenda que hace muchos muchos años una larga sequía azotaba la región de Lika. Las personas, los animales y las plantas morían de sed. La Reina Negra que pasaba por el valle, se compadeció de ellos y mandó el agua en forma de diluvio que no paró hasta que surgieron lo que hoy se conoce como los Lagos de Plitvice. En Croacia, no todo es Dubrovnik, ni mucho menos, y si se viaja a este país los lagos son una visita obligada, tanto o más que la famosa ciudad.
El parque tiene una extensión de 30.000 hectáreas, y consta de 16 lagos unidos entre sí por medio de pequeñas cascadas y que según la leyenda, también, toman su nombre de los ahogados que hay bajo sus aguas. De modo que por ejemplo tenemos el lago del Gitano; el de la Abuela; el de el Pastor Mile y el más grande (2,5 km de largo) de las Cabras, donde una treintena de cabras se hundieron al ceder el hielo mientras huían de los lobos.
El agua transparente, con diferentes tonalidades que pueden ir del gris de un lago finlandés al azul del mar caribeño alberga en su fondo grandes esqueletos blancos de los árboles caídos. La caliza del agua se va posando en ellos y lo convierten lentamente en travertino. Circundando los lagos hay frondosos bosques de hayas y abetos donde habitan numerosas especies como osos, linces, ciervos, lobos, sapillos de vientre amarillo, urogallos, …
Plivitce, ha recuperado el esplendor que merece después de que dos décadas atrás, durante la guerra de la ex Yugoslavia, los guerrilleros serbios secuestraran el parque y amenazaran con volar los lagos, cosa que afortunadamente no ocurrió.
El problema para llegar a los lagos es que la comunicación es precaria, por ello lo mejor es ir en coche. Desde Zagreb se llega en dos horas por una carretera bastante buena, para las que te encuentras en otras partes del país. Aconsejo alojarse en una de las casas rurales que hay por la zona, todas con una pinta estupenda. En la que me alojé (Pool Apartments Plitvice Lakes) la dueña era muy amable, la casa estaba genial y el desayuno espectacular, aún recuerdo el color naranja intenso de la yema de los huevos; y tan solo a 9 km del parque, ¡una delicia!
La visita se realiza a pie a través de senderos y puentes de madera, y los lagos más grandes se pueden recorrer en silenciosas barcas. Lo mejor es ir a primera hora y en día laborable para evitar en la medida de lo posible el turismo. La visita llevará todo el día, así que lo mejor una buena mochila con bebida y comida para la jornada, calzado impermeable y unas ganas enormes de disfrutar de la naturaleza.
Los Lagos de Plitvice fueron incluidos en la lista de Patrimonio de la Humanidad en el año 1979 con una ampliación en el 2000