sábado, 28 de julio de 2012

Kenia. Amboseli y el Kilimanjaro


Un safari fotográfico por cualquiera de los Parques Naturales de Africa creo que es uno de los sueños de cualquier gran viajero. Sentirse espectador de la naturaleza en estado puro es una experiencia irrepetible. Por supuesto que nada tiene que ver con ningún zoológico, ni siquiera con el precioso Parque de Cabarceno en Cantabria. Aquí puedes observar a los animales en su estado natural, en libertad.

Normalmente te levantas muy temprano, para aprovechar la jornada al máximo y salir a la caza del léon, la jirafa, ...por que se trata de eso, de intentar encontrarlos y poder verlos suficientemente cerca. Y como no es un zoo, los animales no se encuentran dónde tú quieres. Pueden pasar horas sin que veas nada que te llame la atención, y lo digo así porque al principio del viaje cuando ves la primera, la segunda y hasta la tercera cebra alucinas...pero al segundo día ya estás diciendo: ¡puag, otra cebra! Menos mal que los conductores están en contacto por radio y cuando alguno ve algo interesante avisa a los demás, y si se está razonablemente cerca , se cambia el rumbo, para dirigirse allí...claro que a lo mejor cuando llegas al sitio ya no hay nada. Todo es tan efímero.

Así pues, es fundamental tener paciencia, y no solo por las horas de caza, sino también por el carácter de los conductores, allí todo es hakuna matata (“no hay problema” en suajili). Que está anocheciendo y todavía no has salido del parque, cuando está totalmente prohibido hacerlo, hakuna matata; que coges un atajo saliéndote de las pistas, que está más que prohibido, hakuna matata (en otro post contaré una anécdota respecto a esto); que la puerta de la furgoneta se ha roto y no cierra por lo que puede ser que se pierda a alguien por el camino, hakuna matata; que vas por una carretera cuesta abajo y de repente te dice que llevas la mitad del viaje sin frenos, hakuna matata...







Recuerdo especialmente una escena que tuvimos la suerte de presenciar en Masai Mara. Un búfalo estaba siendo devorado por un león, previamente las leonas (son ellas las que cazan) le habrían dado caza, pero ellas no comen, primero son los machos, y cuando estos han terminado les toca a ellas. Era impresionante ver la “cadena” de depredación, primero los leones, luego las leonas, esperando no demasiado cerca, una hiena y sobrevolando todo el panorama, los buitres. Es la fotografía que hay justo debajo.



Todos los parques tienen su encanto, pero a mi personalmente, el Parque Nacional de Amboseli fue el que más me gustó. Supongo que principalmente será por la omnipresencia del Kilimanjaro. Y aunque pudiéramos creer que el Kilimanjaro se encuentra en tierras keniatas, si se mira el mapa de la zona se observa que la frontera, que la separa de Tanzania, en principio recta hace un un requiebro dejando el monte en territorio tanzano. ¿Y eso por qué? Al realizarse la partición de Africa Oriental , entre los alemanes y británicos, Inglaterra se quedaba con dos montañas (el Monte Kenya y este) y Alemania ninguna, así que la reina Victoria regaló el Kilimanjaro a su sobrino-nieto, el kaiser Guillermo II.



Dicen que la vista del Kilimanjaro desde tierras keniatas es la mejor, yo no he visto otra porque en Tanzania no he estado (aún), pero impresiona. Todo el paisaje llano, y de repente esa mole y con sus famosas nieves. Algo también tiene que ver que es tierra de elefantes, y a mí es una animal que me llama mucho la atención, me parece a la vez tan tierno pero tan fiero. Allí ves, y muchos.  




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