Mae Hong Son es una de
las provincias del norte de Tailandia lindando al oeste con Myanmar.
Llegar allí pasa por aterrizar en un aeropuerto, según dicen,
bastante peligroso. Una pista de aterrizaje que parece demasiado
corta y unas montañas que parecen quedar demasiado cerca una vez que
el avión se detiene. Pero no puedes plantearte ir de otra forma, las
carreteras son bastante peligrosas y el clima no es que ayude mucho. La ciudad se encuentra rodeada de montañas y el porcentaje de
humedad, que es bastante elevado, provoca que se produzcan numerosas nieblas
que se pega a las montañas.
Sin duda no sería un
destino a visitar, si no fuera porque a unos 40 kilómetros de la
ciudad de nombre homónimo a la provincia, se encuentra la tierra
donde viven las mujeres de cuello de jirafa de la tribu karen.
Una vez allí te
encuentras con sentimientos encontrados; por una parte, la curiosidad
de poder observar de cerca a estas mujeres que has visto en los
documentales, y por otro, el sentirte partícipe de un circo
humano. Debes de abstraerte de esto porque si no, lo mejor no ir.
La tribu karen en realidad es originaría del sur de Myanmar, pero
debido al conflicto armado, que mantienen con el gobierno de su país, viven desde hace décadas como refugiados en esta zona de Tailandia,
no siendo reconocidos del todo por el gobierno tailandes pero si
tolerados por el gran reclamo turístico, y por tanto fuente de
ingresos, que suponen. Por lo tanto su subsistencia económica
proviene del canon que hay que pagar para acceder al poblado (mejor
decir canon, que entrada, porque esto último si que hace sentir como
si estuvieras pagando por un show) y de la venta de distintos
abalorios que puedes adquirir en el colorido mercadillo que tienen
allí montado.
No todas las mujeres de
la tribu karen pueden ser mujeres de cuello de jirafa,
ese privilegio está reservado para las nacidas los miércoles de
luna llena, así que para ellas es un honor y así te lo transmiten.
A partir de los cinco años se les coloca unos anillos que rodean el
cuello, con el paso de los años y según la clavícula, debido a la
presión, va cediendo hacia abajo se le van añadiendo más anillos.
Nunca se lo quitan, ni para dormir, por lo que llegado un momento la
imposibilidad es ya física porque morirían desnucadas puesto que
los músculos del cuello no soportarían el peso de la cabeza. Los
estudios antropológicos no han podido concluir el origen de esta
tradición, hay quien dice que eran para evitar las mordeduras de los
tigres y otros que la intención era afear a las mujeres para evitar
de esta forma que fueran esclavizadas por otras tribus.
Una joven adolescente que se hacía llamar a sí misma María José,
y que hablaba español con cierta soltura (todo aprendido sin moverse
de allí, sólo por la relación con los turistas) te daba toda clase de detalles sobre su cultura y tradiciones, y sí, se
sentía muy orgullosa de ser una mujer de cuello de jirafa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario